Susana Ramos, autora del libro ´Mariposas´. ´Adoptar es un viaje
sentimental cuya espera te destroza los nervios´
A partir de su experiencia, Ramos ha escrito
el superventas de la adopción, una obra en la que descubre los
entresijos y las dificultades del proceso
MIGUEL VICENS. PALMA.
La barcelonesa Susana
Ramos presentó en Palma ´Mariposas´.
- ¿Qué sentimientos le empujaron a escribir un libro sobre el
proceso de adopción en Rusia de su hijo Iván?
- Impotencia, desesperación y una profunda frustración al comprobar
lo mal que funciona el sistema. Adoptar me costó tres años de
mi vida y 30.000 euros. No obstante la mía es una historia con
final feliz, aunque no por ello menos crítica.
- ¿Cómo cuenta esa historia?
- Como un diario personal en el que voy detallando la larga
espera, el encuentro con Iván en Kaluga y finalmente los dos
años de adaptación de mi hijo a su nueva vida en Barcelona y
en Menorca durante los veranos.
- ¿Inició el proceso de adopción convencida de lo que hacía?
- Totalmente, aunque ese proceso supone sacrificios económicos
y sentimentales. Pero la decisión fue un acto muy meditado y
pensado, no una equivocación de una noche.
- ¿Por qué escogió Rusia para adoptar y no España?
- Porque cuando yo inicié el proceso en España existía una lista
de espera de siete años y China había dejado de tramitarlas.
- ¿Qué fue lo más duro del proceso?
- La larga espera de treinta meses. Adoptar es una aventura
a través de una maraña de burocracia repetitiva, un viaje sentimental
que te destroza los nervios, porque te pasas meses y meses con
la maleta preparada esperando a que te llamen de una vez por
todas para ir a buscar a tu hijo y llevarlo a casa.
- ¿Pensó en tirar la toalla?
- Varias veces, porque me sentí un número, un expediente. No
hallé trato humano y en algunas ocasiones me daba la sensación
de que mi interés por la resolución del caso molestaba.
- ¿Cómo se sintió cuando finalmente pudo estrechar a su hijo
entre sus brazos?
- Es lo que llevaba tanto tiempo esperando. Pero ahí no acabó
todo. Descubrí a un niño con muchas carencias, por debajo de
su peso, desidratado. Recuerdo que la primera vez que vio la
nevera de casa se quedo boquiabierto y que tampoco había sabía
lo que era un perro.
- ¿Cómo ha sido la adaptación de Iván?
- Muy difícil. Es un niño muy afectivo, que necesita decirte
diez veces al día que te quiere. Pero ha sido dura. Y en el
colegio ha necesitado apoyo, porque los niños adoptados es como
si volvieran a nacer.
- Y ahora se ha propuesto adoptar a su hermano biológico.
- Sí. Mi marido y yo descubrimos en una foto de Iván a un niño
que aparecía por detrás y guardaba un gran parecido con él.
Durante dos años y dos meses realizamos infinidad de gestiones
para encontrarlo, pero no hubo manera. Todos nos decían que
no existía. Hasta que encontramos la entidad mallorquina Infància
i Futur, que preside Luis Estaban.
- ¿Qué gestiones realizó esta entidad?
- Se puso a buscarlo. En dos años y dos meses fueron los primeros
que no me hicieron sentir un número, sino una persona. Y al
cabo de un mes lo encontraron en la misma región que Iván. Lleva
tres años en un orfanato y tiene nueve años de edad.
- ¿Qué valoró a la hora de dar ese nuevo paso?
- Pensé en las carencias del niño, en la mochila, que es como
se llama a toda la experiencia que lleva encima y pensé también
en esos orfanatos rusos que acogen a los niños que crecen sin
conseguir unos padres adoptivos. Pero decidí adoptarlo. Pero
antes quise llevar a cabo una campaña para paliar un poco las
carencias del orfanato. Me han ayudado mucho. He conseguido
de empresas y entidades de toda España 1.700 chocolatinas, mermeladas,
libretas y bolígrafos, jabones, colonias, galletas, equipaciones
deportivas del Barça, 170 kilos de comida y la ayuda de Aena
y el Gobierno para llevar a cabo el transporte.
- ¿Cuándo conocerá a Nicolai?
- Este mes de diciembre. Y espero que en tres o cuatro meses
más pueda estar ya en casa.
- Su experiencia relatada en el libro Mariposas, ¿considera
que puede ayudar a otras familias?
- Sí porque el libro explica un embarazo adoptivo, con todas
las intimidades del proceso y todo lo que los padres a menudo
no se atreven a exponer abiertamente durante los trámites por
miedo a no ser aceptados. He vendido cinco mil libros en cinco
meses siendo una desconocida. Y cada día recibo más de veinticinco
cartas que me piden ayuda.